Este brutal hecho, lejos de quedar
como un episodio aislado, se inscribe en un contexto de hostigamiento
sistemático que Segovia ejerció sobre Ramírez durante meses. Las denuncias, con
evidencia de la agresión física (lesión en mano) y el acoso psicológico
(amenazas verbales, difamación a través de redes sociales), fueron presentadas
ante la Dirección Regional Educativa IV-A y las autoridades policiales
(denuncias policiales del 21 y 24 de febrero de 2024). Sin embargo, la
respuesta estatal ha sido ominosa en su inoperancia.
A pesar de la contundencia de las
pruebas presentadas, incluyendo un informe interdisciplinario (25 de abril de
2024) que diagnostica un trastorno de estrés postraumático en Ramírez, y un
dictamen (N° 347/24, 18 de marzo de 2025) que establece la responsabilidad de
Segovia en los hechos, la Dirección Regional Educativa IV-A ha brillado por su
inacción. La sanción de apercibimiento
dispuesta en la Disposición N° 2395/74/2024.SBTCA (2 de septiembre de 2024)
nunca fue aplicada, consolidando un estado de impunidad que resulta
profundamente preocupante.
Más grave aún es la posibilidad
real de que Segovia acceda nuevamente a un cargo directivo en la institución.
La falta de medidas de resguardo para Ramírez y la inacción ante la posibilidad
del retorno de su agresora a un puesto de autoridad dentro de la Escuela Nº 866
constituyen una grave vulneración de sus derechos laborales y humanos,
exponiendo la fragilidad del sistema ante casos de violencia laboral.
Se exige una intervención
inmediata de la Ministra de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, Prof.
Sofía Elizabeth Petcoff Naidenoff, para garantizar la protección de Laura
Ramírez, la aplicación de las sanciones a Marta Segovia, y la implementación de
medidas que prevengan futuros casos de violencia dentro del sistema educativo
provincial. La impunidad de Segovia, ante la inacción de las autoridades
educativas, no puede seguir tolerándose.