Quien transite por Ezeiza, al
sudoeste del Gran Buenos Aires, podrá llegar a cruzarse con algo inusual
volando por el aire. Y no son aviones. En ese partido, en las últimas horas
liberaron 25.000 mosquitos machos estériles fluorescentes. Suena a nombre de banda
indie, pero se trata del reflejo de un enorme trabajo científico en la lucha
contra el dengue.
A partir de la firma de un
convenio con el Municipio de Ezeiza, la Comisión Nacional de Energía Atómica
(CNEA), liberó los mosquitos machos estériles este viernes en el Barrio Uno
para el control ecológico del Aedes aegypti, vector de enfermedades como el
dengue, el zika y la fiebre chikungunya. Los ejemplares son fluorescentes,
están teñidos de naranja o de verde. «Los machos no pican ni contagian, por lo que
no representan riesgo alguno para la población. Es importante no matarlos»,
alertaron desde el organismo.
El programa interinstitucional
desarrolla la aplicación de la Técnica del Insecto Estéril (TIE) para el
control de los mosquitos del género Aedes spp, especialmente la especie
aegypti. El objetivo: reducir el riesgo de enfermedades vectoriales como el
dengue. Algo que no reemplaza, sino complementa, a otras acciones fundamentales
como la prevención, el descacharreo y las campañas de concientización en la
población, que este año estuvieron ausentes por parte de un gobierno nacional
que decidió eliminar todo tipo de publicidad.
Los mosquitos del dengue y las
hembras silvestres sin descendencia
«La TIE es un método que se
utiliza para controlar plagas de insectos que causan daños en la producción
agropecuaria o que transmiten enfermedades. Se trata de una técnica ecológica,
en la que no se usan pesticidas. Consiste en la cría de machos en laboratorio
que son esterilizados con radiación ionizante, para después liberarlos en un
determinado territorio», explican desde CNEA.
En 2016, el Organismo
Internacional de Energía Atómica (OIEA) convocó a la CNEA para participar en un
proyecto para aplicar la TIE para controlar la población de Aedes aegypti en
Latinoamérica.
Desde entonces, se vienen
desarrollando investigaciones y ensayos en el Centro Atómico Ezeiza (CAE),
donde el Departamento de Aplicaciones Agropecuarias tiene un laboratorio de
cría de mosquitos: «Cuando los ejemplares llegan al estadío de pupa, los machos
son separados de las hembras para su marcado y esterilización en la Planta de
Irradiación Semi Industrial».
25.000 mosquitos estériles en
Ezeiza
Para la prueba piloto de la TIE se
eligió el Barrio Uno de Ezeiza por su cercanía con el centro atómico. «En base
al convenio entre la CNEA y el municipio, se realizará una coordinación
interinstitucional para la liberación de mosquitos en forma masiva.
Previamente, ya se hicieron algunos ensayos exitosos en el predio del CAE»,
resaltaron.
En el Barrio Uno el ensayo será de
marcación, liberación y recaptura supervisado por el OIEA. Para fines de
noviembre está prevista la liberación masiva de mosquitos en las 40 hectáreas
del Barrio Uno, con tandas de 80.000 por semana durante un año. Se espera que
el impacto positivo de la TIE se registre después de los primeros cuatro meses.
«La CNEA tiene previsto realizar
más liberaciones de mosquitos a escala piloto en distintas zonas del país.
También existe la posibilidad de que las jurisdicciones interesadas en llevar
la técnica a sus territorios presenten sus solicitudes al organismo
–añadieron–. Al mismo tiempo, las instituciones del municipio colaboran con
instalaciones, logística y personal para monitorear las trampas de mosquitos».
Cobalto-60
Como contaron los investigadores y
divulgadores científicos Claudio Cormick y Valeria Edelsztein en un artículo
publicado en Tiempo, la vida sexual de las hembras del Aedes aegypti es un
tanto… aburrida: solo se aparean una vez en su vida. Lo cual quizá sea un
problema para ellas, pero una suerte para los humanos que deseamos controlar su
reproducción. Si se logra que ese único apareamiento de un mosquito hembra no
resulte en un montón de bebés mosquitos, no tendrá ninguna otra oportunidad
para dejar descendencia.
La solución, simple y elegante, es
lo que está ocurriendo en Ezeiza: liberar mosquitos macho estériles. «Lo mejor
del asunto es que los machos sí se aparean con distintas hembras, con lo cual
un mismo macho estéril puede neutralizar la capacidad reproductiva de unas
cuantas. La otra razón para preferir machos estériles, y no hembras, es que son
ellas las que pican y transmiten los virus y, aunque no puedan dejar
descendencia, sería un problema aumentar su población», apuntan.
La pregunta ya no es cómo reducir
la población sino cómo conseguir mosquitos macho estériles que serán los que
nos ayuden a prevenir la proliferación. No se puede ir mosquito por mosquito y
averiguar sobre su capacidad reproductiva, pero afortunadamente, la comunidad
científica viene trabajando desde hace muchos años sobre este problema y tiene
una respuesta: fabricar insectos estériles.
Los autores cuentan que en la
década del ’40 dos entomólogos, Edward Knipling y Raymond Bushland,
desarrollaron lo que se conoce como Técnica del Insecto Estéril (TIE), una
forma de control biológico de plagas: se cría en masa a los insectos, se los
esteriliza por medio de radiación, y luego se los libera al ambiente.
Esta técnica fue aplicada por
primera vez con éxito en la erradicación de la mosca del gusano barrenador del
ganado. En el año 1986, el gobierno de Mendoza, a través del Comité de Lucha
Contra la Mosca del Mediterráneo, conocida como “mosquita de la fruta”, comenzó
a aplicarla y, en 1995, se creó el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria
Mendoza (ISCAMEN) que, hasta el día de hoy, es el encargado de la cría masiva,
esterilización y liberación al medio de machos esterilizados de mosca del
Mediterráneo.
«Encontrar la dosis adecuada de
irradiación no es un proceso sencillo, pero es crucial, porque es necesario
minimizar efectos adversos sobre la longevidad de los insectos y su capacidad
de aparearse», subrayan. Gracias a este programa, actualmente dos regiones
mendocinas -Oasis Norte y Este- son reconocidas internacionalmente como Áreas
de Escasa Prevalencia mientras que el Valle de Uco y el Oasis Sur son
directamente Áreas Libres de moscas de los Frutos.
Esto ha tenido un impacto
económico enorme en la provincia y ha permitido no solo su uso a nivel local
sino regional: Argentina exporta moscas estériles a Chile y Bolivia. Algo que
hipotéticos partidarios de corte liberal deberían apreciar porque asegura un
ingreso de divisas.
Sobre la base de la experiencia
con la mosca de la fruta, desde 2017, investigadores del ISCAMEN trabajan en la
adecuación de esta técnica al Aedes aegypti. Van en línea con lo descripto
líneas arriba de Ezeiza, a cargo de los especialistas de la División
Aplicaciones Agronómicas del Centro Atómico Ezeiza de la Comisión Nacional de
Energía Atómica (CNEA).
Para la esterilización se utiliza
cobalto-60, un elemento sintético que se fabrica a partir del cobalto-59, que
es el que encontramos en la naturaleza. La CNEA es responsable de la
comercialización y los usos del material, Dioxitek es la compañía argentina
(estatal, aunque amenazada de privatización) que produce las barras de cobalto
y, a través de un convenio con Nucleoeléctrica, la Central Nuclear Embalse (de
gestión también estatal) es la encargada de irradiar las barras para producir
el cobalto-60. Argentina es, por cierto, uno de los principales productores
mundiales de cobalto-60, junto con India, Canadá y Rusia.
La experiencia de Mendoza
Como dijimos, la TIE ya se utiliza
en forma efectiva contra la plaga de la mosca de la fruta en la región de Cuyo.
También hay casos exitosos de su uso contra el Aedes aegypti en Estados Unidos,
España, Italia, Singapur, China, Indonesia, Malasia, Portugal, Croacia, Suiza,
Chile, Brasil y México. Según la CNEA, en Fort Myers, Florida (Estados Unidos),
la población de mosquitos «se redujo notablemente en el primer año del
proyecto, que fue 2020, y logró suprimirse por completo hacia 2022″.
En Mendoza, recientemente
realizaron ensayos y liberaron en el barrio de Bermejo, Guaymallén, a decenas
de miles de mosquitos previamente esterilizados, lo que llamó la atención de la
población por el distintivo color rojo flúor de estos insectos manipulados.
La idea es generar competencia
entre los mosquitos machos silvestres y los esterilizados, para que estos
últimos logren copular con las hembras en su hábitat natural y así impidan la
reproducción, interrumpiendo de este modo el ciclo biológico natural de esta
especie, tan peligrosa como particular.
Fuente: Tiempo Argentino