Del
River casi campeón -porque jugando así no había forma- a este Boca avasallante
que tiene hambre de punta, que goleó a Colón a los cachetazos, que le mandó un
whatsapp a River con la misma frase que Tevez dijo en la semana. El mensaje es
ese: River se va a tener que pelar el culo si quiere ser campeón.
El
salto de la sombra a la luz vino con el tiempo. Boca se ahogó en su
propia urgencia: la necesidad de ganar lo llevó a salirse del librito de
Russo, que salió una, dos, tres y hasta cuatro veces del banco con las palmas
hacia bajo pidiendo calma. Colón, con muchas más urgencias porque el descenso
le respira en la nuca, le propuso un partido áspero, cerrado y corto: lejos del
arco de Burián. Osella rompió con una línea de cinco mediocampistas y le
complicó la vida al Xeneize. Primero porque le cerró el circuito de juego que
por lo general encabezan Pol Fernández y Tevez y segundo porque le puso un par
de estampillas a Villa y Salvio, las dagas que tiene Russo por los extremos.
Por
eso Boca casi que en el PT sólo apostó a alguna corrida de
Villa -el mejor- y tan mal no le fue, ya que estrelló un remate en un palo
cuando se baja el telón de los primeros 45. Pero eso y no mucho más. Le costó
porque Tevez volvió a jugar como en el 2019, lejos del arco. Pero muy lejos en
serio. Tanto que por momentos terminó al lado de Campuzano. Eso pasó porque la
pelota no llegaba. No llegaba limpia, en realidad. Porque los pelotazos de Pol
Fernández iban más afuera que adentro, porque Izquierdoz (llegó a la quinta y
se pierde el partido con Gimnasia) tampoco fue efectivo con los lanzamientos
largos a Soldano, que anduvo más en el piso que otra cosa.
El
reto llegó en el entretiempo, pero Russo no se quedó sólo en eso. Adelantó
líneas, tiró el equipo unos metros más cerca del área rival, y en la primera
que quebró la línea de contención, la embocó. Y justo Pol, el más flojo de la
primera parte. Ése es el mejor ejemplo para comparar la jerarquía individual de
uno y otro: Boca tuvo dos chances, una dio en el palo y la otra fue
gol. El tanto de Fernández obviamente rompió los esquemas. Los del
Sabalero, más que nada, que ya no pudo apostar al plan inicial de esperar
agazapado en su campo y tuvo que salir. Y cuando salió, la visita aprovechó, ya
que con más espacios fue otro el tema para los delanteros.
El
equipo después del gol se pareció más al de Russo. O al que quiere Russo, por
así decirlo, el que tiene en Villa al Usain Bolt colombiano, que corrió más de
medio campo en velocidad y asistió a Salvio, este superhéroe que lleva tres goles
seguidos. Tevez otra vez mojó y sigue siendo el goleador del equipo en la
Superliga y de Russo. La chilena imposible de Wanchope decoró la noche.
Así
y todo, pese al esfuerzo y lo trabajo que fue, Boca sigue en carrera. Hoy no
habrá campeón y River tendrá que bancarla. Porque Boca llegó a la Pol position.
FUENTE Y FOTO: Olé